Que difícil se no está haciendo hoy en día movernos, nos levantamos por la mañana, hacemos desayuno, nos sentamos, mientras comemos, tomamos el autobús para ir al trabajo, al llegar probablemente nos sentemos en nuestra oficina, termina la jornada y otra vez a casa, se repite la historia del autobús, estamos muy agotados, nos bañamos y con suerte preparamos la cena y volvemos a acostarnos, y así hasta el otro día. Muchos hemos vivido en este bucle, sin darnos la oportunidad de experimentar los beneficios del movimiento, por falta de tiempo, por no saber cómo comenzar, incluso motivados al 100 queriendo hacer mil actividades hemos abandonado pensando, “esto no es para mí”.
1- Lo primero que todos deberíamos hacer es comenzar paso a paso, de forma progresiva, muchas veces el error más común que solemos cometer, es ir a por todas en un mismo momento y esto según tu contexto puede que no te funcione, te sature y tu tiempo se vea muy limitado, por lo que podrías tirar la toalla fácilmente.
2- Has una lista de todos aquellos puntos que crees que debería reforzar, vamos desde los ejemplos mas básicos: en mi caso solía caminar muy poco, por lo que empecé a ir a mis diligencias andando, quizás esto no sea posible para todos, pero ya con estacionar el carro un poco más lejos de tu lugar de destino, habrás ganado unos pasitos, o tomar por lo menos 30 minutos al día para caminar cerca de casa escuchando un podcast antes de comenzar el día, o hacer alguna practica de yoga para principiantes en casa de tan solo 15 minutos, y sé que quizás suene tonto para algunos o insignificante, pero estos minutos de cambio para otros pueden ser el detonante para despertar la curiosidad por el movimientos, al conocer la sensación de bienestar que este nos provee.
3- Una vez ya comenzado, es hora de asesorarte, investigar y preferiblemente si está en tus posibilidades buscar un profesional, el cual pueda guiarte en el camino, motivándote y a su vez evitando cualquier tipo de lesión, ¡recuerda! El camino es más divertido si vas acompañado.
4- ¡Busca algo que te guste! Ya has comenzado a moverte un poco más de manera progresiva, te instruyes sobre la actividad física, pero ahora ¿De qué manera la ejerces para poder hacerla un estilo de vida? Poniéndotelo fácil. Busca algo que te guste, no tienes que hacer el deporte que está de moda, ni del que hablan que es más óptimo para tu salud, recuerda que estas comenzando y es importante no abandonar, por ello busca algo que te guste y disfruta tiempo de calidad contigo misma.
5- Mide tu progreso a través de a través de sensaciones y no de un numero en la balanza, Aunque bien es cierto que nuestra motivación para empezar a movernos muchas veces proviene de querer realizar un cambio físico, a nivel de salud serán tus sensaciones la que aporten un mayor valor. Además, el peso puede fluctuar cuando comenzamos a levantar peso incrementando así el peso de la balanza, pero ¡KEEP CALM! Muchos estudios demuestran que el entrenamiento de fuerza y nuestro desarrollo muscular están incluso más asociados a nuestra salud, que una pérdida de peso sin más.
6- Cuida tu ambiente y amistades, esto es de vital importancia a la hora de crear cualquier cambio en nuestra vida, más si este supone cierto esfuerzo para ti, lo ideal es crear un ambiente de apoyo, rodeada de personas que se acerquen a tus mismos objetivos o que te apoyen en ellos, ¡recuerda! siempre habrá personas que opinen desde sus propios miedo e inseguridades, cree en ti y rodéate de solo quien tenga la voluntad de hacerlo, así podrás sentirte más acompañada.
7- Ya pasado todos estos pasos, al largo de dos semanas nuestra mente y nuestro cuerpo estará construyendo un hábito el cual no debe ser menos que una herramienta de autocuidado, la cual te ayudará a sentirte mejor, tener mayor movilidad, agilidad, mejor ánimo, mejorando tu relación contigo misma, despejando lo malos pensamientos y exteriorizando así toda esa sensación de bienestar.